hay un gorrión en el árbol que choca con mi ventana. que casi choca.
está muy cerca y le veo los ojos. brillan y miran para todos lados.
ahora se vuela: encontraría algo mejor.
y mientras, yo, rogaba porque se quedara un poquito más, para poder agarrarle las patitas, decirle algo. verlo parado en mi escritorio y regalarle un dulce.
se termina este año y me aterra que se me acabe tan distinto a como empezó.
vimos el último tango en paris hasta que los fuegos explotaron y corrimos por las calles para mirarlos sobre el río.
ahora no me atrevo ni a cruzarlo.
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